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Durante la llegada del coronavirus también llegaron diversos remedios y “curas” que prometen prevenirlo o curarlo; sin embargo, la mayoría no es cierto. Uno de estos remedios que se hizo popular fue el dióxido de cloro, pero autoridades sanitarias advierten de riesgos en su uso.

Esta sustancia ha ganado terreno luego que la enfermedad provocada por el coronavirus es completamente nueva, por lo que no existe un medicamento o una vacuna ya comprobada para frenar la dolencia.

¿Qué es el dióxico de cloro?

El dióxido de cloro es gas sintético que no se encuentra naturalmente en el ambiente y que tiene un color entre verde y amarillo, además de tener un olor irritante.

De acuerdo con la empresa Lenntech, que ofrece servicios para tratar el agua, el dióxido de cloro (cuya fórmula química es CIO2) fue descubierto en 1814 por Sir Humphrey Davy, quien produjo este gas mediante la mezcla de ácido sulfúrico y clorato de potasio.

Cuando se habla de este compuesto químico se trata de una molécula pequeña, volátil y muy fuerte que a altar concentraciones reacciona con agentes reductores.

¿Para qué se usa el dióxido de cloro?

El dióxido de cloro se suele usar como agente blanqueador en plantas que manufacturan papel y en la potabilización del agua. Cuando se le agrega al agua, se llama clorito. En su presentación más popular, está presente en los preparados para piletas que se venden en ferreterías.

Por otro lado, el hipoclorito de sodio es un desinfectante comercializado como lejía o lavandina doméstica que también podría causar una variedad de efectos adversos.

Tanto el clorito como el dióxido de cloro pueden ser tóxicos, dependiendo de la dosis y la vía por la cual estas sustancias entra en contacto con el organismo (no es lo mismo exponerse a un gas, que beber dióxido de cloro).

¿Qué dice la OMS del dióxido de cloro?

En la segunda mitad del 2020, autoridades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han pedido frenar el uso de esta sustancia.

“No hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podrían ocasionar graves efectos adversos”, señaló en agosto la OPS en un documento.

Siguiendo esa línea es que la organización pidió en agosto que se evitara el consumo del dióxido de cloro, además que su comercialización con fines terapéuticos se informe a las autoridades.

La OMS ha señalado en su página de internet que la lejía y los desinfectantes deben usarse sólo para limpiar superficies.

UNAM advierte sobre el dióxido de cloro

La Universidad Nacional  Autónoma de México ha sido otra de las instituciones que han hecho hincapié en los peligros que se corren al consumir el dióxido de cloro.

Carlos Ruiz Alonso, del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Química de la UNAM, habló sobre esta solución mineral “milagrosa” que se ha usado en algunas ocasiones como tratamiento contra el Covid-19.

“Si se toma un cultivo de virus y bacterias, y se le añade esta sustancia, en efecto se van a destruir, porque se agrega un fuerte agente oxidante, pero es diferente hacerlo in vitro (en un ambiente controlado fuera de un organismo) que in vivo (en un organismo)”, detalló el experto en agosto pasado.