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El pasado viernes el fútbol mexicano vivió una verdadera tragedia. La goleada de Tigres a Veracruz desató un fuerte enfrentamiento entre los supuestos aficionados de ambos equipos dejando varios heridos.

Todo comenzó cuando André-Pierre Gignac abrió el marcador al minuto 65 de juego y lo festejara frente a la afición veracruzana, algo que muchos tomaron como provocación, aumentando la tensión en el estadio. Algo que el mismo jugador tuvo que salir a desmentir.

 

Después los goles de Luis Quiñones y Jürgen Damm detonaron lo que ya se veía venir. La porra ‘Libres y Lokos’ celebraba con todo y la ‘Barra 47’ de los escualos se sentía humillada, una pésima combinación que, ante un inmueble abarrotado, desató la agresión de ambos lados.

Aunque jugadores como Gignac, Pizarro y Vargas trataron de calmar a su afición, no fue suficiente, incluso el mismo Tuca Ferretti exigió con gran desesperación a las autoridades que mandaran más elementos para ayudar a detener la trifulca en la que no hubo ningún detenido.

Incluso Jesús Dueñas salió herido del estadio. Un corte en la mano izquierda que mostró su compañero Jonathan Espericueta en redes sociales.

El entrenador de los Tiburones lamentó que su equipo pueda salir afectado por una situación así, además de la derrota cuando están peleando la permanencia.

“No sé quién empezó (la pelea), pero el dolor es muy grande, ver a tu equipo caer así, duele. Esperemos que no (haya veto).

La Comisión Disciplinaria abrió un proceso de investigación por dichos actos y aunque aún no hay resultados de la misma, usuarios en redes sociales ya exigieron un veto al estadio.

Algo que no es nuevo, pues en 2013, las broncas derivas por los aficionados provocaron un veto al ‘Pirata’ Fuente durante los Cuartos de Final del Ascenso MX ante el Necaxa, pero el castigo apenas y duró ya que el cuadro jarocho subió a Primera División por la compra de La Piedad.