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Un discurso libertario, hondo y denunciativo sobre México enmarcó ayer la ceremonia en la que el escritor mexicano Fernando del Paso recibió el Premio a la Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes de manos del Rey de España, Felipe VI.

Del Paso, sin sus tradicionales gafas oscuras y con una corbata de los colores de la bandera española, que llevaba, según expresó, muy cerca del corazón, pronunció un discurso breve de 20 minutos aproximadamente, que comenzó con una crítica a la política mexicana y a la llamada “Ley Atenco”.

“Las cosas no han cambiado en México si no para empeorar”, exclamó el escritor al principio de su discurso, “continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo”, recalcó.

Con voz ronca y debilitada por la enfermedad que le tiene postrado en silla de ruedas, Del Paso subrayó que criticar a su nación en un país extranjero le da vergüenza, pero más vergüenza le daría no hacerlo, dijo frente a representantes del mundo literario, autoridades civiles y académicas tanto de España como de México y otras latitudes que se dieron cita en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, cuna del autor de El Quijote.

“Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho este foro internacional para denunciar a los cuatro vientos la aprobación, en el Estado de México, de la bautizada como ‘Ley Atenco’.

“Una ley opresora que habilita a la Policía a apresar e incluso a disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida y los bienes tanto públicos como de las personas.

“Esto pareciera tan solo el principio de un estado totalitario que no podemos permitir. No denunciarlo, eso sí que me daría aún más vergüenza”, señaló Del Paso.