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En su columna que publica en el periódico El Universal, Salvador García Soto refiere que el policía secuestrador de Tlaxcala, Juan Carlos Yáñez, jugó un papel preponderante en la novela político- policíaca que surgió a partir del asesinato de un periodista tamaulipeco ligado al poder en el norte del país, específicamente al gobernador  de extracción panista de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.

Según la historia señala que el policía secuestrador conoció durante su estancia en el Centro de Readaptación Social (CERESO) a Natanael Castelán Iturría y Jorge Alberto Lara Rivera, quienes nombró como sus abogados pero también fueron funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) en la Unidad Contra el Lavado de Dinero, colaborando en ese entonces con Irving Barrios.

Fue en 2016 una vez que ganó la elección a la gubernatura Cabeza de Vaca que nombran a Irving Barrios titular de la Procuraduría General de Justicia y con esto el arribó de los abogados de Juan Carlos Yánez.

Ya en el gobierno de Cabeza de Vaca, asesinan al periodista Carlos Domínguez, siendo dos sicarios los que lo acribillan y ante la presión social por este crimen, el gobernador ofrece una recompensa de dos millones de pesos para dar con los responsables de este homicidio de un reportero allegado a la misma campaña del mandatario panista.

Ante la necesidad de dos chivos expiatorios, contactan a Juan Carlos Yáñez para buscar a dos personas que se presten a ser encerrados para aliviar la presión social en Tamaulipas y cobrar la recompensa que le ofrecden Natanael Castelán a Yáñez.

La oferta para Adrian Montes y David Mejía era de estar seis días detenidos en el CERESO y 500 mil pesos a cambio de inculparse por el asesinato y culpar al tío de Carlos Cantú Rosas, quien despreció al gobernador una posición en el gabinete estatal para irse a contender a la alcaldía de Nuevo Laredo por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).

Hasta el momento ya le dieron carpetazo al asunto e inculparon a otras personas, siendo un total de seis sujetos detenidos por este crimen en el que habría salido bien librado el gobernador y el policía secuestrador habría tenido una participación importante para tratar de no dejar cabos sueltos.