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Choupette tiene un libro propio, más de 100.000 seguidores en Instagram, una vida de lujos que muchos querrían y un sueldo que la mayoría no percibirá jamás: 300 veces el salario mínimo interprofesional… por una foto. La gata del diseñador Karl Lagerfeld, creativo de Chanel, es, ni más ni menos, modelo, llegó a cobrar en 2014 unos tres millones de euros por unas pocas colaboraciones publicitarias y su currículo le ha valido una reputación que ya vuelve locos a los internautas, sobre todo por sus excentricidades.

Sus redes sociales dicen de ella que tiene dos niñeras que la vigilan a todas horas debido a la ajetreada agenda de Lagerfeld. “No quiere estar sola. Incluso si duerme”, asegura su padre adoptivo.

Siempre viaja en primera clase y su libro, Choupette: The Private life of a High-Flying Fashion Cat, destripa en 128 páginas cómo es la vida de una minina consentida y millonaria que tiene hasta una colección de bolsos y accesorios propia y que ha visto cómo su rostro protagonizaba la portada de la revista Vogue en Alemania junto a la modelo Linda Evangelista. Y hasta en otra ocasión junto a Cara Delevigne, quedándose a un millón de igualar su sueldo.

“No permito que haga anuncios de comida y cosas por el estilo, es demasiado sofisticada para hacer algo así”, dijo el creativo de Chanel en una entrevista con la revista The Cut en 2015. Pero ¿cómo llegó Choupette a la vida de Lagerfeld? En concreto, la siamesa era de un amigo que le pidió que la cuidara mientras él estaba de viaje. Ese periodo de tiempo lo cambió todo para él. “Cuando regresó le dije que Choupette se quedaba conmigo”.

Ahora, se ha “convertido en una estrella mundialmente famosa, tiene su propia fortuna”, explica Lagerfeld en una entrevista en CNBC. “Es como una dama elegante, como una niña-mujer con su sirvienta personal”.
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