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El 45 por ciento de la población mundial tiene problemas para dormir. En México, el insomnio es el trastorno más común de las enfermedades del dormir; no conciliar el sueño al menos tres noches por semana durante un mes, como mínimo, es un problema que no se resolverá de manera espontánea; se requiere acudir a un centro especializado, señaló Ulises Jiménez Correa, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM.

“En el país es más frecuente en mujeres que en hombres, con una proporción de dos a uno, situación que tiene que ver con factores hormonales (como la menopausia y el síndrome premenstrual) y psicológicos. Los estilos de afrontamiento y la personalidad de ellas (se preocupan más por ciertas cosas) también las hace más proclives a padecerlo”, detalló Jiménez Correa.

El segundo problema son los ronquidos y la apnea (pausas respiratorias durante el sueño). Los varones mexicanos tienen más  trastornos respiratorios del sueño. “Somos dos a uno más roncadores y tenemos más dificultades con la apnea”, reiteró.

Los ronquidos son el ruido que se genera con el paso forzado del aire durante la respiración, que está parcialmente cerrada sin llegar a la obstrucción. Se estima que alrededor del 30 por ciento de los hombres los sufren.

Aunque los trastornos del sueño también dependen de la edad, existen perturbaciones menos frecuentes, como rechinar los dientes, caminar o presentar conducta sexual, alimenticia o violenta mientras se duerme. En general, a este conjunto de padecimientos se les conoce como parasomnias, explicó Ulises Jiménez.

Además, algunos adolescentes y adultos jóvenes sufren el denominado síndrome de fase atrasada de sueño, que consiste en no tener un horario adecuado y constante para ese descanso (dormirse y levantarse muy tarde).

Ellos “están hasta las tres o cuatro de la mañana en la computadora o en Internet, invierten su ciclo del sueño”, remarcó el experto.

Otro síndrome de importancia entre adultos jóvenes es el de sueño insuficiente. Aquí se contempla a la gente que tiene que despertar temprano para ir a la escuela, a trabajar o para realizar otras actividades; llegan a casa de noche para hacer tareas y se duermen muy tarde; entonces, durante el día tienen mucho sueño.

Según Jiménez Correa, llevar a cabo los siguientes pasos puede conducir a un “sueño de ensueño”:

Tener un horario regular para acostarse y levantarse. Activarse temprano de manera habitual, aunque se duerma mal, pues eso ayudará a hacerlo mejor la siguiente noche. Realizar actividad física al menos tres veces por semana, preferentemente intensa y por la mañana. Prescindir del consumo de café o alcohol antes de ir a descansar, porque pueden provocar reflujo, ronquido y sueño de mala calidad.

Las dos sedes de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM (en el Hospital General de México y Ciudad Universitaria) cuentan con un equipo de trabajo multi e interdisciplinario, que incluye a psiquiatras, psicólogos, neurólogos –pediatras y para adultos–, otorrinolaringólogos, geriatras, odontólogos y neumólogos; así se canaliza al paciente con el especialista adecuado.

“Realizamos unos 100 estudios de sueño nocturnos al mes en las dos unidades y otros 50 diurnos; además, atendemos entre 400 y 500 consultas de pacientes con trastornos del sueño”, precisó el universitario.

El 18 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, que consiste en una campaña convocada por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño para promocionar la salud del buen dormir, pues como refirió en todas sus connotaciones el escritor Pedro Calderón de la Barca en el siglo XVII: “la vida es sueño”.